Léster Alemán, líder de la coalición universitaria, le dijo a Daniel Ortega y a Rosario Murillo que la mesa no era para dialogar, sino para negociar una salida del poder del mandatario, a quien increpó que no ha detenido la represión. / Cortesía de la prensa de Nicaragua


Un esperado diálogo nacional comenzó ayer en Nicaragua con un presidente Daniel Ortega duramente cuestionado que no logró calmar los ánimos tras casi un mes de protestas contra su gobierno que dejan al menos 58 muertos.

La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que preside el cardenal Leopoldo Brenes, es mediadora en las pláticas, en las que los sectores estudiantiles, empresarios y grupos de la sociedad civil que se oponen al gobierno nicaragüense, buscan una democratización e incluso la renuncia del mandatario.

Las conversaciones se realizaron en el seminario de Nuestra Señora de Fátima, en el suroeste de Managua, donde se desplegó un amplio operativo de seguridad, incluso aérea, mientras manifestantes se mantenían en puntos de la ciudad a la espera de las pláticas.

Ortega y su esposa y vicepresidente, Rosario Murillo, llegaron al lugar de la reunión a bordo de un jeep Mercedes Benz con las ventanas cerradas y una caravana de vehículos de la policía, lo que no impidió que pobladores les gritaran “¡Asesinos!”.



Exigen renuncia

Ortega inició su discurso desconectado de la actual crisis, evocando la guerra que dejó 50.000 muertos contra la dictadura de la familia de los Somoza (1934-1979) y sus siete años en la prisión.

Pero fue interrumpido varias veces con gritos de “cese la represión” y “asesino”, por parte de representantes estudiantiles que participan en las conversaciones.

“Venimos a exigirle ahora mismo que ordene el cese inmediato de los ataques. Usted es el jefe de los paramilitares de sus tropas y turbas adeptas al gobierno”, increpó a Ortega el dirigente de la coalición universitaria, Lester Alemán.

“Ésta no es una mesa de dialogo, es una mesa para negociar su salida y lo sabe muy bien, aquí están todos los sectores clamándole a usted, como jefe supremo de la policía, que ordene el cese al fuego inmediato”, exigió Alemán.

El obispo de Estelí, Abelardo Mata, agregó que “ésta no es una petición. Es una exigencia que pide la Conferencia Episcopal: que se retire la policía a sus cuarteles, y que dejemos actuar a la CIDH”, exhortó el prelado en alusión a una esperada misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

En un gesto de hondo dramatismo, un representante estudiantil le preguntó a Ortega si quería la lista de los fallecidos y procedió a leer sus nombres; los compañeros respondían: “presente”.

Cientos de estudiantes y pobladores marcharon desde la Universidad Centroamericana (UCA) hacia el seminario de Nuestra Señora de Fátima para apoyar a sus representantes en la mesa de diálogo, pero fueron impedidos por la policía, que estableció un perímetro de seguridad.